¿Cómo te acompaño?

Algo en ti ya no puede seguir igual
Estás en una relación que a ratos te sostiene y a ratos te duele.
Has intentado comprender qué te pasa, ceder, cambiar… pero la confusión sigue ahí, y cada vez pesa más. Te dices que no es para tanto, que tal vez estás exagerando, que hay cariño, que quizá es solo una mala racha.
Y sin embargo, algo en ti ya sabe que así no puedes seguir. Estás cansada de pensar sin encontrar claridad. Necesitas parar el ruido, sentir, y volver a escucharte de verdad.
Un proceso amoroso y profundo
No se trata de dejarlo o de quedarte.
Se trata de volver a ti, a tu centro, a tu verdad.
De darte permiso para mirar con honestidad lo que sientes, lo que necesitas, lo que te duele y lo que deseas.
En este espacio no hay prisas ni respuestas prefabricadas.
Te acompaño a explorar tu ambivalencia sin juicio,
a atravesar los miedos, a soltar culpas que no son tuyas, y a recuperar el contacto con esa parte tuya que sabe, aunque aún no te lo haya dicho del todo claro.


Decidir es solo una parte
Una decisión verdadera no aparece de la noche a la mañana. Se va gestando, poco a poco, a medida que te reconectas contigo. Y cuando llega, no es el final del proceso. Es el comienzo de algo nuevo: un camino más alineado con quien eres hoy.
Este es un trayecto en el que necesitarás cuidar tus emociones, poner límites claros y recordar quién eres cuando el entorno desestabilice.
Y aquí estaré yo para acompañarte en lo cotidiano, en lo que duele y en lo ilusionante que nace. Para que tu decisión no solo sea firme, sino vivida desde el amor propio.
Cada proceso es único
Este no es un camino con una sola salida. Y, no vengo a decirte qué hacer, sino a ayudarte a descubrirlo por ti misma.
Tal vez tu camino sea quedarte, pero de otra manera. Tal vez sea irte, con respeto y dignidad. O tal vez sea darte tiempo, y dejar de exigirte respuestas inmediatas.
No hay un mapa universal, solo el tuyo. Y ese mapa empieza a dibujarse cuando te escuchas de verdad.
FIRME es un método para acompañarte a decidir desde ahí, desde tu voz interna, no desde el miedo, el deber ni el qué dirán.
